Las maletas no estarán listas aún, mas las ganas de irse de vacaciones veraniegas comienzan a asomar. Conforme los especialistas, este es el mejor momento a fin de que nos centremos en la administración de nuestras finanzas personales, para luego poder gozar totalmente del justo reposo y no tener sustos a la vuelta. Estas son las claves.
Ahorrar lo suficiente
Una de las fases más importantes de un viaje, destaca el especialista financiero del comparador bancario iAhorro, Antonio Gallardo, es planear con antelación “todas las partidas de gasto que tendrá”. Una vez elaborado un presupuesto realista, “lo ideal sería dejar en una caja de ahorros un apartado especial para vacaciones”, dice Vero Boned. Esta coach para viajeros y autora del blog Sinmapa ofrece algunas pistas para ahorrar en los meses previos a las vacaciones: “reducir salidas, llevar un tupper de comida a la oficina para evitar ese gasto diario, buscar un seguro más económico para el coche, repostar en gasolineras más baratas o utilizar el transporte público al menos unos días a la semana”.
Para el directivo general europeo de Expedia, Andreas Nau, la flexibilidad debería guiar esta planificación, pues “los hoteles ofrecen fabulosas promociones para reservas de última hora”, y que reservar con mucha anticipación o bien durante las ventas estacionales puede suponer un buen ahorro. Si el responsable de esta agencia on line subraya la ventaja que pueden proporcionar las aplicaciones móviles para encontrar ofertas de último minuto, Boned recomienda suscribirse a las newsletters (boletines mandados por correo electrónicos) de las compañías que nos interesan “para ser los primeros en enterarnos”.
Haz un presupuesto realista
“Un helado acá, una cerveza allí, un perro caliente después, las propinas para una guía o un restaurante…” son solo unos ejemplos de elementos que no se suelen tener en consideración en el momento de presupuestar un viaje y que, sin embargo, inciden en sus costes, destaca Boned. Por lo que va a ser mejor tener un apartado de gastos extra en el presupuesto “y que sea realista”, añade Boned. Tirar de la tarjeta de crédito sin más preocupaciones puede conllevar malas sorpresas cuando se revise el saldo de la cuenta, avisa también Gallardo.
Investigar todo con antelación
“No investigar anteriormente los costos es otro error”, asegura Boned. Transportes internos, excursiones, hoteles, sitios turísticos…, todos o bien prácticamente tienen una página en la que se van a poder consultar las tarifas que aplican. De todas maneras, tampoco es preciso reservarlo todo por internet ya antes de viajar, por el hecho de que “suele ser bastante más caro que hacerlo de manera directa en destino”, afirma la coach.
Nau prefiere poner el foco más bien en la reserva de aeroplano y hotel por separado: “Es un error meditar que de este modo se ahorra más”, asevera. El motivo es que, con el objetivo de reducir la posibilidad de cancelación, hoteles y compañías aéreas ofrecen costes especiales por reservas conjuntas mediante agencias de viaje on line.
Y si, tras haber echado las cuentas, la posibilidad de contraer un préstamo para financiar las vacaciones se revela muy tentadora, cuidado, advierte Gallardo: “Muchas veces estos créditos tienen comisiones de apertura y los plazos de pago son cortos, lo que hace que haya gastos y a veces contrariedades de reembolso”. ¿Por qué entonces no financiar las vacaciones trabajando? “Desde convertirse en freelance de su profesión hasta niñera, trabajar en la hostelería o aun hacer artesanías y venderlas en mercadillos”, las posibilidades pueden ser muchas, asevera Boned. “Todo depende de las habilidades de cada persona y del país en el que se encuentre”.
Adelantarse a los imprevistos
Pasar por alto los inconvenientes que podamos tener mientras que viajamos tampoco es muy recomendable. Si preparas un viaje a un país muy lejano, investiga qué puede suceder si tienens un accidente grave, como un accidente o bien una enfermedad. Ser previsor puede evitarte gastos extra después. “Los seguros de salud privados suelen tener buenísimas coberturas en el extranjero y un buen seguro de viaje no tiene por qué razón ser caro”, apunta Gallardo al respecto. “He debido emplear el seguro de viaje tres veces, en Vietnam, en China y la última vez en Panamá”, narra Boned, quien es de la opinión que se debería contratar uno, por “el montón de dinero” que el viajante puede ahorrarse y “por el apoyo de un equipo experto en su idioma” que va a recibir en el caso de precisarlo. “Por suerte ninguna de las 3 veces fue algo serio, pero sí tuve que hacer análisis de sangre, radiografías e inclusive un TAC y el seguro siempre ha respondido velozmente y de forma eficaz”, asevera.
Mas para elegir seguro, asimismo hay que cotejar. Y hay que prestar atención en la letra pequeña, según Nau, para detectar las exclusiones previstas por el distribuidor. “También es esencial equiparar varios productos para localizar la política que se adapte a las necesidades que uno busca al mejor costo posible”, subraya el responsable de Expedia. Desde la compañía aconsejan a los que viajan para buscar emociones, por poner un ejemplo a los que harán puenting (salto al vacío desde un puente, al que se está sujeto mediante una cuerda elástica), que verifiquen que su póliza cubra también las actividades peligrosas.
“Además, ¿Turquía y Egipto están en Europa?”, pregunta Nau. “La respuesta parece obvia, mas algunas aseguradoras incluyen estos destinos bajo una cobertura europea, otras no, así como la cobertura mundial no siempre y en todo momento incluye a USA, Canadá y el Caribe”. Por último, Nau recomienda asegurarse de no concluir comprando una póliza innecesaria: “Tal vez ya contamos con un seguro de viaje –a través de una cuenta bancaria Premium, por ejemplo– y no lo sabemos o bien lo hemos olvidado”. Averiguarlo puede ayudar a ahorrar.
Tarjeta de credito, útil pero a veces cara
“Para algunas cosas muy puntuales se precisa prácticamente siempre y en toda circunstancia una tarjeta de crédito”, acepta Bonet. Este instrumento se revela prácticamente imprescindible a la hora de alquilar un vehículo, por poner un ejemplo. Las ventajas de la tarjeta de crédito, lo que en muchas ocasiones nos lleva a tener contratada una si viajamos, son evidentes: “Cuando uno viaja con el dinero justísimo, puede utilizarla como salvavidas, pues permite gastar más de lo que tienes, con lo que funciona como un pequeño préstamo”. Lo que no está exento de posibles “dolores de cabeza” en un segundo instante, apunta Boned.
“En general, es más económico adquirir con tarjeta que cambiar moneda”, agrega Gallardo. “Eso sí: si pagamos en una divisa distinta al euro nos van a cobrar una comisión en la mayor parte de los casos, con lo que la tarjeta de crédito es especialmente útil para pagos de una cuantía media o alta, no para pequeñas cantidades”.